“Mi cuerpo es la casa que habitaré toda la vida”
Creo que el cuerpo es el hogar en el que vamos a vivir toda nuestra vida por lo tanto hay que cuidarlo al máximo.
Llevo una rutina de alimentación saludable, cuido mi piel, mi pelo, entreno cinco días a la semana las distintas zonas musculares y luego realizo aeróbico.
Pero el rostro es fundamental. Al fin y al cabo es nuestra primera carta de presentación. Es el reflejo honesto de nuestras expresiones y pienso que su armonía depende del cuidado. Nací con rosácea y se manifestó cuando empecé a trabajar en los medios por la erosión cotidiana a la que sometía a la piel. A partir de eso fui plenamente consciente que debo cuidarme al máximo el cutis.
Los consejos de mamá
Cierro los ojos, tengo 5 años, miro a través de la puerta y veo a Mamá. Todas las mañanas y
todas las noches se coloca una vincha, una pinza en el pelo y se va poniendo lociones y cremas. Siento el perfume de rosas, pues según dice, el agua de rosas es lo mejor para la piel.
La escucho hablar con sus amigas y les cuenta que, según su dermatólogo, lo mejor es usar
cremas de marcas locales porque saben exactamente lo que necesita la piel de acuerdo al
ambiente en el que vivimos ¿mito o realidad?
No lo sé… nunca lo pregunté, pero no me olvido.
De adolescente era rellenita, despreocupada por la estética, nunca fui Susanita, cero
complejos (por suerte). De a poco comenzaron a aparecer los malvados granitos y aunque
nunca tuve Acné de esos que nos marcan, me llegaron a molestar. Fui a la dermatóloga y ahí comencé un tratamiento con cremas que tuvo excelentes resultados.
Ya entrando en los 25, notaba que la nariz y mis cachetes tenían un color rojizo y no entendía mucho de qué se trataba, tampoco le di demasiada trascendencia. Fue recién cuando empecé a trabajar en TV, el maquillaje cotidiano y la erosión en la piel, que consulté y me diagnosticaron rosácea. Ahí entré de lleno en el mundo “beauty”, “skincare” o como quieran llamarle.
Las limpiezas de cutis cobraron protagonismo, así como también tratamientos de radiofrecuencia, láser, mesoterapia con hialurónico y Vitamina C, entre otros.
Cuando llegué a la clínica de Anellia Kustcher (mi cosmetóloga medica de hace años)
teníamos claro que el interés era mejorar esa condición, así como tratar y nutrir mi piel sin
cambiar mis líneas de expresión. Empezamos un recorrido intenso con el objetivo claro: armonía, equilibrio y mantener todas mis líneas características. ¿a qué me refiero con esto? Tengo patas de gallo, cuando me río mis ojos quedan chinitos y eso hace que tenga arruguitas en los costados. Me gustan, son parte de mí. Los hoyuelos en los cachetes, qué sería de mi cara sin ellos.
Desde ese entonces soy exigente con mi rutina de belleza. Al principio era más corta y con el
tiempo fui sumando pasos. Me levanto y siempre tengo 5 minutos para el ritual matutino,
nunca duermo sin limpiar mi rostro, sin sacarme el maquillaje.
Entiendo que, lo que a veces llamamos imperfecciones, son simplemente símbolo de lo
vivido, me gusta pensarlo de esa manera. Muchas de ustedes, lectoras, pueden pensar “qué viva, sos joven, qué dejás para cuando seas más grande”. Es cierto, me queda mucho por delante pero hay algo que estoy segura: hay principios que no cambio y anhelo llegar a viejita, mirarme al espejo y reconocerme.
Rutina Skincare
Mañana
- Limpieza con Lactibon
- Serum uso dos: EUCERIN HYALURON FILLER MOISTURE BOOSTER SERUM ULTRA LIGHT o
Vichy Mineral 89 - Crema: Eucerin Acquaporin, Eucerin Facial Antienrojecimiento o Endocare Gelcream
- Contorno de ojos: Neostratta Intensive Eye Therapy
Noche: - Limpieza Agua Micelar
- Limpieza Lactibon
- BOOSTER VIT-C/FE ANTI-STRESS – The Chemist Look
- Eucerin Hyaluron Filler Noche o Biohydrating Cream Neostratta
DIARIO: AGUA THERMAL – AVENE, EUCERIN o VICHY